Unidad 3: Coerción y subversión
La fábula de don Pitas Payas
El hombre ha de ser asiduo con la mujer.
Fábula del pintor Pitas Payas
Juan Ruiz, Arcipreste de Hita
472 No abandones tu dama, no dejes que esté quieta,
siempre requieren uso mujer, molino y huerta;
no quieren en su casa pasar días de fiesta,
no quieren el olvido; cosa probada y cierta.
473 Es cosa bien segura: molino andando gana,
huerta mejor labrada da la mejor manzana,
mujer muy requerida anda siempre lozana;
con estas tres verdades no obrarás cosa vana.
474 Dejó uno a su mujer (te contaré la hazaña;
si la estimas en poco, cuéntame otra tamaña).
Era don Pitas Payas un pintor de Bretaña,
casó con mujer joven que amaba la compaña.
475 Antes del mes cumplido dijo él: – Señora mía,
a Flandes volo ir, regalos portaría.
Dijo ella: – Monseñer, escoged vos el día,
Mas no olvidéis la casa ni la persona mía.
476 Dijo don Pitas Payas: -Dueña de la hermosura,
Yo volo en vuestro cuerpo pintar una figura
Para que ella os impida hacer cualquier locura.
Dijo ella: – Monseñer, haced vuestra mesura.
477 Pintó bajo su ombligo un pequeño cordero
y marchó Pitas Payas cual nuevo mercadero;
estuvo allá dos años, no fue azar pasajero.
Cada mes a la dama parece un año entero.
478 Hacía poco tiempo que ella estaba casada,
había con su esposo, hecho poca morada;
su amigo tomó y estuvo acompañada,
deshízose el cordero, ya de él no queda nada.
479 Cuando supo la dama que venía el pintor,
muy de prisa llamó a su nuevo amador;
dijo que le pintase, cual supiese mejor,
en aquel lugar mismo un cordero menor.
480 Pero con la gran prisa pintó un señor carnero,
cumplido de cabeza, con todo un buen apero.
Luego, al siguiente día, vino allí un mensajero:
Que ya don Pitas Payas llegaría ligero.
481 Cuando al fin el pintor de Flandes fue venido,
Su mujer, desdeñosa, fría le ha recibido:
Cuando ya en su mansión con ella se ha metido,
La señal que pintara no ha echado en olvido.
482 Dijo don Pitas Payas: – Madona, perdonad,
mostradme la figura y tengamos solaz.
– Monseñer -dijo ella-, vos mismo la mirad,
todo lo que quisieres hacer, hacedlo audaz.
483 Miró don Pitas Payas el sabido lugar
y vio aquel gran carnero con armas de prestar.
– ¿Cómo, madona, es esto? ¿Cómo puede pasar
que yo pinté corder y encuentro este manjar?
484 Como en estas razones es siempre la muger
sutil y mal sabida, dijo: – ¿Qué, monseñer?
¿Petit corder, dos años, no se ha de hacer carner?
Si no tardaseis tanto, aún sería corder.
485 Por tanto, ten cuidado, no abandones la pieza.
No seas Pitas Payas, para otro, no se cueza;
incita a la mujer con gran delicadeza
y si promete al fin, guárdate de tibieza.
486 Alza Pedro la liebre, la saca del cubil,
mas, si no !a persigue, es un cazador vil.
Otro Pedro la sigue, la corre más sutil
y la toma: esto pasa a cazadores mil.
487 Medita la mujer: – Otro Pedro es aqueste,
más apuesto y osado, mejor amante es éste;.
comparado con él no vale el otro un feste,,
con el nuevo iré yo, ¡Dios ayuda me preste!